Y me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de vida.

Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán,

4 verán su rostro y su nombre estará en sus frentes.
5 Allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos.

El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente vengo en breve». ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo verá,y los que lo traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Sí, amén.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios.

Y oí una voz que me decía desde el cielo: «Escribe: «Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor». Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen».

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré».