2 Samuel 6-9

2 Samuel 6

David intenta llevar el arca a Jerusalén

1 David volvió a reunir a todos los escogidos de Israel, treinta mil hombres.
2 Se levantó David y partió de Baala de Judá con todo el pueblo que lo acompañaba para trasladar de allí el Arca de Dios, sobre la cual era invocado el nombre de Jehová de los ejércitos, que tiene su trono entre los querubines.
3 Pusieron el Arca de Dios sobre un carro nuevo, y se la llevaron de la casa de Abinadab, que estaba en la colina. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo.
4 Mientras se llevaban de la casa de Abinadab, que estaba en la colina, el Arca de Dios, Ahío iba delante del Arca.
5 David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya, con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.

6 Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano hacia el Arca de Dios y la sostuvo, pues los bueyes tropezaban.
7 Entonces el furor de Jehová se encendió contra Uza: allí mismo lo hirió Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al Arca de Dios.
8 David se entristeció por haber herido Jehová a Uza, y fue llamado aquel lugar Pérez-uza, hasta el día de hoy.
9 Y temiendo David a Jehová aquel día, dijo: «¿Cómo ha de entrar en mi casa el Arca de Jehová?»
10 De modo que David no quiso llevar a su casa, a la ciudad de David, el Arca de Jehová, sino que la hizo llevar a casa de Obed-edom, el geteo.
11 Y estuvo el Arca de Jehová en casa de Obed-edom, el geteo, tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.

David trae el arca a Jerusalén

12 Cuando se le avisó al rey David: «Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene a causa del Arca de Dios», fue David y trasladó con alegría el Arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David.
13 Y cuando los que llevaban el Arca de Dios habían dado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado.
14 David, vestido con un efod de lino, danzaba con todas sus fuerzas delante de Jehová.
15 Así, con júbilo y sonidos de trompeta, David y toda la casa de Israel conducían el Arca de Jehová.
16 Cuando el Arca de Jehová llegaba a la ciudad de David, aconteció que Mical, hija de Saúl, miró desde una ventana, y al ver al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová, lo despreció en su corazón.
17 Metieron, pues, el Arca de Jehová, y la pusieron en su lugar, en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
18 Cuando David acabó de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos.
19 Después repartió a todo el pueblo y a toda la multitud de Israel, tanto a hombres como a mujeres, un pan a cada uno, un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
20 Volvió luego David para bendecir su casa; y salió a recibirlo Mical, y le dijo: –¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!
21 Entonces David respondió a Mical: –Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme como príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.
22 Y me humillaré aún más que esta vez; me rebajaré a tus ojos, pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado.
23 Y Mical, hija de Saúl, no tuvo ya hijos hasta el día de su muerte.

 

2 Samuel 7

Pacto de Dios con David

1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en una casa, después que Jehová le había dado paz con todos sus enemigos de alrededor,
2 dijo el rey al profeta Natán: –Mira ahora, yo habito en casa de cedro, mientras que el Arca de Dios está entre cortinas.
3 Natán respondió al rey: –Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.
4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:
5 «Ve y di a mi siervo David: «Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar una casa en la que yo more?
6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he peregrinado en una tienda que me servía de santuario.
7 En todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he dicho acaso de alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel: ¿Por qué no me habéis edificado una casa de cedro??
8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueras príncipe de mi pueblo Israel;
9 y he estado contigo dondequiera que has ido, he exterminado delante de ti a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.
10 Además, yo fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré allí, para que habite en él y nunca más sea removido, ni los inicuos lo aflijan más, como antes,
11 en el tiempo en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te haré descansar de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te edificará una casa.
12 Y cuando tus días se hayan cumplido y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual saldrá de tus entrañas, y afirmaré su reino.
13 Él edificará una casa para mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.
14 Yo seré padre para él, y él será hijo para mí. Si hace mal, yo lo castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;
15 pero no apartaré mi misericordia de él como la aparté de Saúl, a quien quité de delante de ti.
16 Tu casa y tu reino permanecerán siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.
17 Así, conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.
18 Entonces entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: «Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?
19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?
20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.
21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.
22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque Dios fue para rescatarlo como pueblo suyo, para ponerle nombre, para hacer cosas grandes a su favor, y obras terribles en tu tierra, por amor de tu pueblo, el que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.
24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel como pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, eres su Dios.
25 «Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.
26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: «Jehová de los ejércitos es el Dios de Israel»; y que la casa de tu siervo David se mantenga firme delante de ti.
27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, has hecho esta revelación al oído de tu siervo, diciendo: «Yo te edificaré Casa». Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.
28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo.
29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre».

 

2 Samuel 8

David extiende sus dominios

1 Después de esto, aconteció que David derrotó a los filisteos, los sometió y tomó a Meteg-ama de manos de los filisteos.
2 Derrotó también a los de Moab, y los midió con una cuerda, haciéndolos tenderse en tierra; los que quedaban a lo largo de dos cuerdas los condenó a morir, y a una cuerda llena la dejó con vida. Y fueron los moabitas siervos de David, pagando tributo.
3 Asimismo derrotó David a Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba, al ir este a recuperar su territorio al río Éufrates.
4 David les capturó mil setecientos hombres de a caballo y veinte mil hombres de a pie, y mutiló los caballos de todos los carros, pero dejó suficientes para cien carros.
5 Y vinieron los sirios de Damasco para dar ayuda a Hadad-ezer, rey de Soba; pero David hirió a veintidós mil hombres entre los sirios.
6 Puso luego David una guarnición en Siria de Damasco, y los sirios quedaron sometidos a David, pagando tributo. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.
7 Después tomó David los escudos de oro que traían los siervos de Hadad-ezer y los llevó a Jerusalén.
8 Asimismo tomó el rey David gran cantidad de bronce de Beta y de Berotai, ciudades de Hadad-ezer.
9 Toi, rey de Hamat, supo que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ezer,
10 y le envió a su hijo Joram para que lo saludara pacíficamente y lo bendijera, porque había peleado con Hadad-ezer y lo había vencido, ya que Toi era enemigo de Hadad-ezer. Joram llevaba en su mano utensilios de plata, de oro y de bronce,
11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, junto con la plata y el oro que le había consagrado, provenientes de todas las naciones que había sometido:
12 de los sirios, los moabitas, los amonitas, los filisteos, los amalecitas, y del botín de Hadad-ezer hijo de Rehob, rey de Soba.
13 Así ganó David fama. Cuando regresaba de derrotar a los sirios, destrozó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal.
14 Además, puso guarnición en Edom; por todo Edom puso guarnición, y todos los edomitas quedaron sometidos a David. Y Jehová dio la victoria a David por dondequiera que fue.

Oficiales de David

15 Reinó David sobre todo Israel, actuando con justicia y rectitud para con todo su pueblo.
16 Joab hijo de Sarvia era general de su ejército, y Josafat hijo de Ahilud, el cronista;
17 Sadoc hijo de Ahitob y Ahimelec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Seraías, el escriba;
18 Benaía hijo de Joiada mandaba a los cereteos y peleteos, y los hijos de David eran los príncipes.

 

2 Samuel 9

Bondad de David hacia Mefi-boset

1 Preguntó David: «¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl a quien pueda yo favorecer por amor de Jonatán?»
2 Había un siervo de la casa de Saúl llamado Siba, al cual llamaron para que viniera ante David. Y el rey le preguntó: –¿Eres tú Siba? –Sí, para servirte –respondió él.
3 El rey le dijo: –¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, para que yo lo favorezca con la misericordia de Dios? Respondió Siba al rey: –Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de los pies.

4 –¿Dónde está? –le preguntó entonces el rey. Siba respondió al rey: –Está en casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo-debar.
5 Entonces el rey David mandó a traerlo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lo-debar.

6 Al llegar Mefi-boset hijo de Jonatán hijo de Saúl, ante David, se postró sobre su rostro e hizo una reverencia. David le dijo: –Mefi-boset. –Aquí tienes a tu siervo –respondió él.
7 Luego David añadió: –No tengas temor, porque a la verdad yo tendré misericordia contigo por amor de Jonatán tu padre. Te devolveré todas las tierras de tu padre Saúl, y tú comerás siempre a mi mesa.

8 Inclinándose él dijo: –¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?
9 Entonces el rey llamó a Siba, siervo de Saúl, y le dijo: –Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor.
10 Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset, el hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa. Siba, que tenía quince hijos y veinte siervos,
11 respondió al rey: –Conforme a todo lo que ha mandado mi señor, el rey, a su siervo, así lo hará tu siervo. –Mefi-boset –dijo el rey– comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.
12 Tenía Mefi-boset un hijo pequeño, llamado Micaía. Todos los que vivían en la casa de Siba eran siervos de Mefi-boset.
13 Pero Mefi-boset, que estaba lisiado de ambos pies, vivía en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey.