Juan 9:1-12

1 Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: –Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?
3 Respondió Jesús: –No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y untó con el lodo los ojos del ciego,
7 y le dijo: –Ve a lavarte en el estanque de Siloé –que significa «Enviado»–. Entonces fue, se lavó y regresó viendo.
8 Por eso, los vecinos y los que antes lo habían visto que era ciego, decían: –¿No es este el que se sentaba y mendigaba?
9 Unos decían: «Él es». Otros: «A él se parece». Él decía: «Yo soy».
10 Entonces le preguntaron: –¿Cómo te fueron abiertos los ojos?
11 Respondió él y dijo: –Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: «Ve al Siloé y lávate». Fui, pues, me lavé y recibí la vista.
12 Entonces le dijeron: –¿Dónde está él? Él dijo: –No sé.