Mateo 9:18-23

18 Mientras él les decía estas cosas, llegó un dignatario y se postró ante él, diciendo: –Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
20 En esto, una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto,
21 porque se decía a sí misma: «Con solo tocar su manto, seré salva».
22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: –Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
23 Cuando entró Jesús en la casa del dignatario y vio a los que tocaban flautas y a la gente que hacía alboroto,