Josías

Hombres y mujeres de la Biblia

Introducción Josías

Josías pág. 

Josías (‘Jehová sana’). Hijo de Amón (un mal rey), inició su reinado a los 8 años y gobernó durante treinta y uno. Decidió realizar obras de restauración en el templo y, mientras estas se llevaba a cabo, se encontró el libro de la ley. Al enterarse de su contenido, el rey sintió una enorme angustia al constatar cómo el pueblo se había alejado del ideal de Dios, así que dio inicio a una reforma espiritual y condujo al pueblo a renovar su pacto con el Señor.

Llevó su espíritu de reforma más allá de sus fronteras y guió al pueblo para celebrar la Pascua, la cual se llevó a cabo de tal forma que más tarde se dijo de ella: «No había sido celebrada tal Pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá» (2 Reyes 23: 22).

Murió durante una batalla contra el faraón de Egipto, cuando este pasaba por su territorio rumbo a Mesopotamia.

Su vida mereció que el profeta Jeremías escribiera una lamentación con motivo de su muerte.

2 Crónicas 34,35

2 Crónicas 34

Reinado de Josías

1 Tenía Josías ocho años cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén.
2 Hizo lo recto ante los ojos de Jehová y anduvo en los caminos de David, su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.

Reformas de Josías

3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David, su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas e imágenes fundidas.
4 Fueron derribados en su presencia los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, las desmenuzó y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares y limpió a Judá y a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor.
7 Después de derribar los altares y las imágenes de Asera, quebrar y desmenuzar las esculturas, y destruir todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén.

Hallazgo del libro de la ley

8 A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la Casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías, gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, el canciller, para que repararan la casa de Jehová, su Dios.
9 Estos se presentaron ante el Sumo sacerdote Hilcías y le entregaron el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían recibido de Manasés, de Efraín y de todo el resto de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén.
10 Lo pusieron en manos de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová, y estos se lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová reparando y restaurando el templo.
11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que compraran piedra de cantería y madera para los armazones, y para la entabladura de los edificios que habían destruido los reyes de Judá.
12 Estos hombres procedían con fidelidad en la obra. Los encargados de activar la obra eran Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Coat, y todos los levitas entendidos en instrumentos de música.
13 También velaban sobre los cargadores y eran mayordomos de los que se ocupaban en cualquier clase de obra. Entre los levitas había escribas, gobernadores y porteros.
14 Al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro de la ley de Jehová, dada por medio de Moisés.
15 Entonces Hilcías dijo al escriba Safán: –He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
16 Safán lo llevó al rey y le contó el asunto diciendo: –Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encomendado.
17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de Jehová y lo han entregado a los enc argados y a los que hacen la obra.
18 Además de esto, el escriba Safán anunció al rey: –El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y leyó Safán en él ante el rey.
19 Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestidos
20 y ordenó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaía, a Safán, el escriba, y a Asaías, siervo del rey:
21 –¡Id!, consultad a Jehová por mí y por el resto de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no han guardado la palabra de Jehová haciendo conforme a todo lo que está escrito en este libro.
22 Entonces Hilcías y los hombres del rey fueron a Hulda, la profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva hijo de Harhas, encargado de las vestiduras, la cual vivía en el segundo barrio de Jerusalén, y le hablaron del asunto.
23 Entonces ella respondió: –Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: «Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehová:
24 Voy a traer el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá;
25 por cuanto me han dejado y han ofrecido sacrificios a dioses ajenos, provocándome a ira con todas las obras de sus manos; por tanto, se derramará mi ira sobre este lugar y no se apagará».
26 Pero al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, le diréis así: «Jehová, el Dios de Israel, ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro
27 y tu corazón se conmovió, te humillaste delante de Dios al oir sus palabras sobre este lugar y sobre sus habitantes, y te humillaste delante de mí, rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.
28 Yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tu sepulcro en paz, tus ojos no verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los que habitan en él». Y ellos refirieron al rey la respuesta.
29 Entonces el rey hizo reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los hombres de Judá, y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
31 Y puesto en pie el rey en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro.
32 E hizo que se comprometieran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres.
33 Josías quitó todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehová, su Dios. Y mientras él vivió no se apartaron de Jehová, el Dios de sus padres.

2 Crónicas 35

Josías celebra la pascua

1 Josías celebró la Pascua a Jehová en Jerusalén, y sacrificaron la Pascua a los catorce días del mes primero.
2 Puso también a los sacerdotes en sus oficios y los confirmó en el ministerio de la casa de Jehová.
3 Dijo además a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban dedicados a Jehová: «Poned el Arca santa en la casa que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no la carguéis más sobre los hombros. Servid ahora a Jehová, vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4 Preparaos según las familias de vuestros padres, por vuestros turnos, como lo ordenaron David, rey de Israel, y Salomón, su hijo.
5 Estad en el santuario según la distribución de las familias de vuestros hermanos, los hijos del pueblo, y según la distribución de la familia de los levitas.
6 Sacrificad luego la Pascua, santificaos y preparadla para que vuestros hermanos puedan cumplir la palabra de Jehová dada por medio de Moisés».
7 Luego dio el rey Josías a los del pueblo ovejas, corderos y cabritos de los rebaños, en número de treinta mil, y tres mil bueyes, todo para la Pascua, para todos los que se hallaban presentes. Todo esto provenía de la hacienda del rey.
8 También sus príncipes dieron con liberalidad al pueblo y a los sacerdotes y levitas. Hilcías, Zacarías y Jehiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes, para celebrar la Pascua, dos mil seiscientas ovejas y trescientos bueyes.
9 Asimismo Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas, para los sacrificios de la Pascua, cinco mil ovejas y quinientos bueyes.
10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron en sus puestos, y asimismo los levitas en sus turnos, conforme al mandamiento del rey.
11 Entonces sacrificaron la Pascua; y rociaban los sacerdotes la sangre recibida de manos de los levitas, y los levitas desollaban las víctimas.
12 Tomaron luego del holocausto, para dar conforme a los repartimientos de las familias del pueblo, a fin de que ofrecieran a Jehová según está escrito en el libro de Moisés; y asimismo tomaron de los bueyes.
13 Asaron la Pascua al fuego conforme a la ordenanza; pero lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, en calderos y sartenes, y lo repartieron rápidamente a todo el pueblo.
14 Después prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón, estuvieron ocupados hasta la noche en el sacrificio de los holocaustos y de las grasas; por tanto, los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes, hijos de Aarón.
15 Asimismo los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto, conforme al mandamiento de David, de Asaf y de Hemán, y de Jedutún, el vidente del rey; lo mismo los porteros, cada uno en su puerta; y no fue necesario que se apartaran de su ministerio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.
16 Así se organizó aquel día todo el servicio de Jehová, para celebrar la Pascua y para sacrificar los holocaustos sobre el altar de Jehová, conforme al mandamiento del rey Josías.
17 Los hijos de Israel que estaban allí celebraron en ese tiempo la Pascua y la fiesta solemne de los Panes sin levadura por siete días.
18 No se había celebrado una Pascua como esta en Israel desde los días del profeta Samuel; ni ningún rey de Israel celebró la Pascua tal como la que celebró el rey Josías, los sacerdotes y los levitas, todo Judá e Israel, que allí se hallaban presentes, junto con los habitantes de Jerusalén.
19 Esta Pascua fue celebrada en el año dieciocho del rey Josías.

Muerte de Josías

20 Después de todas estas cosas, luego de haber reparado Josías la casa de Jehová, Necao, rey de Egipto, subió para hacer guerra en Carquemis junto al Éufrates; y salió Josías contra él.
21 Pero Necao le envió mensajeros a decirle: «¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? No vengo hoy contra ti, sino contra la casa que me hace la guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que él te destruya».
22 Pero Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no atendió a las palabras de Necao, que venían de la boca de Dios. Así que fue a presentarle batalla en el campo de Meguido,
23 y los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos: «Sacadme de aquí, porque estoy gravemente herido».
24 Sus siervos lo sacaron de aquel carro, lo pusieron en un segundo carro que tenía y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Jeremías endechó en memoria de Josías. Todos los cantores y cantoras recitan esas lamentaciones sobre Josías hasta el día de hoy; y las tomaron por norma para endechar en Israel. Están escritas en el libro de Lamentos.
26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo que está escrito en la ley de Jehová,
27 y sus hechos, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.